EL CENTRO DE LOS INTESTINOS-Poema para los revoltijos estomacales


EL CENTRO DE LOS INTESTINOS

“En el centro de los intestinos”
así decidí bautizar
un imaginario libro de poemas
un hijo, mi hijo de letras rimadas
e imágenes flasheras.

En el centro de los intestinos
pasan mucho más que sólo fluidos gástricos,
células del tamañano del “perdón”
que nunca se animaron a decir muchos humanos.

En el centro de los intestinos
ahí donde se juntan el grueso y el delgado
tuve un nudo desatado más de una vez.
No me voy a detener
en llorar los nudos que ahora cargo.
Virgen desatanudos
sácame todo lo malo que tengo.
Zeus tirá tus rayos.
Mamá dame más abrazos.
No me dejes, vos que decías que me amabas.
Yo no te amo. Pero te necesito.
Yo y mis intestinos retorcidos
anhelamos calor humano
caricias en el ombligo.

No soy el centro del universo
estoy a un costado de él.
No es lo mismo.
Nada lo es desde que
los nudos se ataron como zapatillas enojadas.

Pero no sólo pasan nudos
en el centro de los intestinos.
Una canción me hace dormir
la luna en el basural me regala una postal
y vos seguís ahí. Amor que nunca te vas.
Y yo sigo acá
con mis pies que no se cansan de bailar.
Mis caderas de menear.
Pretty woman walking down the street.
Pretty woman just like me.

En el centro de los intestinos
sé que me equivoco y a veces
no sé, pareciera que lo hago a propósito
pero lo hago sin querer.

Es la ansiedad por querer estar bien,
por reírme otra vez.
Y los relojes se mueven a la velocidad
de mi interés.
Ya morí, ya viví, ya resucité
mil veces.
Y sólo ha pasado un cuarto de hora.
Entiéndame. No estoy loca.

En el centro de los intestinos
se agrupan las palabras que nunca dije,
que no me animé a decir.
Y que son las siguientes
si no me falla el subconciente:
“Déjenme de joder
sólo quiero quedarme
tirada en la cama
hasta que las neuronas apresuradas
dejen de correr”.




Comentarios

Entradas populares