UN KILO DE CARNE- Poesía para alimentarse
UN KILO DE CARNE
Fui a la carnicería por un kilo de carne.
Ciento noventa pesos.
Volví con el peso del cuchillo carnicero
atravesándome el cuerpo.
Yo, la vaca, la víctima, la asesinada.
El carnicero, el listo, el sublime, el argentino
orgullo del pueblo.
Gracias por el asado, asador.
Gracias por la muerte lenta,
el respirar a punto de desaparecer en medio de la
desesperación creciente.
El dólar doliente.
El hambre, la necesidad surgente de ser vegetariana.
Pero, ¿y el precio de las papas?
Nada. Aire, me alimentaré con aire.
Haré realidad esa fantasía con la que me divertía cuando era
niña.
Me nutriré con las ganas de huir, de quedarme
hasta que deje de doler
el kilo de carne.
Hasta que respirar no sea trabajoso
y pueda soñar como sueñan en las películas: con facilidad.
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