APROXIMACIÓN A LA REALIDAD- Poesía clara como la lágrima
APROXIMACIÓN
A LA REALIDAD
Cuando la lágrima se aproxima
como una ola de pesadez infinita
sobre mi garganta, mis ojos, mi nariz
es como si me agrandara lo suficiente
para ser monstruosamente visible.
En horas de fiesta, de risas planeadas con tic
tac
ella no aparece, se queda obediente atrás.
Pero como todo buen ego, quiere demostrar
que algo hace al ocupar y poblar mi cuerpo.
No está de adorno, ella vive como tantos
otros.
Ella merece la presencia, porque ella es pena
y yo sé que la valgo, valgo por ella.
Sin embargo, cuando la veo venir
su presencia me empuja hacia el fin.
Los peores rascacielos de mi cerebro,
de ellos no puedo escapar.
Sin salida: ante mí la inevitable caída.
Entre la piel y la lágrima,
entre la risa fantástica y el llanto doloroso;
sé que no quiero la máscara sonriente.
Opto por la verdad que hiere.
Mis ojos
se visten de luto,
se quedan mirando un punto fijo
cuentan los severos segundos
en los que las gotas de agua llenan su mundo.
Contengo la respiración
como si quisiera cerrar mil canillas
con un par de manos humanas y una maldita
sonrisa.
No soy una heroína,
y mis lágrimas arrasadas,
ya secas, ya contenidas y empujadas
no representan un gol, una anotación.
No representan nada porque no pudieron ser
nada.
Se quedaron enfrascadas
se quedaron como un habitante sin rostro en
tinieblas que lo ocultan todo.
Son una sombra allá en el fondo de las risas
fantásticas.
Son el retroceso,
la vuelta en el vasto tiempo.
Un segundo y mi escenario se empapela en tonos
grisáceos de nuevo.
Hoy hice un avance
porque sé que nunca las dejo hablar.
Ellas demandan algo: presencia,
poblar mis mejillas y adquirir la temperatura
del planeta.
mostrarse ante al mundo
con esa transparencia inédita,
vacía de colores, llenas de brillo cual diminutas
estrellas.
¿Acaso no son las estrellas
lágrimas de fuego visibles
que desde la tierra titilan como velas?
Estoy sola
y las dejé hablar: “Estoy acá”.
Estoy con mis bolas de fuego ardiendo
con la sangre colapsada por el cansancio que
me provoca
quemarme con el agua mas tibia y dolorosa.
Estamos acá
ardiendo frente al frío malestar,
frente a la falta de huevos para hacer el pan,
frente al hambre de querer amar.
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